Con toda su familia en Granada y sus “tropecientos” años a la espalda, este encantador matrimonio decidió emprender el proyecto de levar anclas y establecerse junto a su familiares para los años que les resten.
La opción no pudo ser otra que la venta de la vivienda en Madrid y la compra de una en Granada, en una ubicación elegida por ellos. Se les generó un excedente en su cuenta corriente que les permitirá disponer de una buena hucha para malcriar a sus sobrinos-nietos.
Se coordinaron todos los plazos para cuadrar ambas operaciones de compraventa, incluso los notarios, mudanzas y traslados (con anécdota incluida). Bien está lo que bien acaba y así acabó. Bueno… acabar, acabar no ha acabado ya que nos gusta llamarles para preguntarles como marchan. Ellos se lo merecen.